Todos los personajes del libro han sufrido mucho, y sus actos tienen que ver con cuestiones dolorosas del pasado. “Hay que crear conflicto permanentemente, es el alma mater de la novela. A mí me gustan las novelas que mantienen al lector en alerta, y para eso hay que crear personajes conflictivos en situaciones conflictivas”.
Todos sus personajes están basados en la imagen real de una persona. En este caso, para el de Eliah se basó en el actor italiano Gabriel Garco, y el de Matilde, en la actriz americana Amanda Seyfried. Y el comienzo de cada libro es una suerte de rito para la escritora. “De cada libro tengo las fotos de los personajes colgadas en la pared. Bajar las imágenes de los personajes del libro anterior para colgar las de los nuevos es todo un duelo; no saco las anteriores hasta que no haya elegido las nuevas para que no quede el espacio vacío. El proceso de cortar el cordón umbilical es largo y muy doloroso. Pero bueno, un clavo saca otro clavo y después me voy enamorando de los personajes del nuevo libro”.
Acerca del proceso de escritura, Bonelli señaló: “Cuando empiezo a escribir pensando en ir hacia un lado y después termino hablando de otra cosa, digo: ‘¿En qué momento no hice lo que yo quería y los personajes hicieron otra cosa distinta?’. Hay una estructura inicial que después va tomando las formas más diversas, los personajes empiezan a tomar vida propia y es como si en realidad ellos me fueran dictando”.
Bonelli tiene una relación muy íntima con sus lectores. “Yo construí todo esto gracias a mis lectores, entonces mi agradecimiento es infinito, por eso les contesto cada uno de los mails que me mandan, estableciendo un lazo particular con ellos. El primer mail que recibí fue de Gloria Casaña por el año 2004, que hoy en día es amiga y colega mía. Y luego esto se fue montando con el boca en boca, con el regalo del libro, y fue tomando una dimensión que no esperaba. Creo que el contacto hizo mucho, yo hablo mucho con ellos y les cuento en qué estoy, entonces me mandan material y yo recurro a ellos cuando necesito ayuda. Por ejemplo, una lectora es cirujana pediátrica, y ella me ayudó muchísimo en la construcción del personaje de Matilde. Además, de esta forma yo me pongo en el lugar de los lectores y los entiendo perfectamente, porque yo lo vivo con otros libros”.
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