miércoles, 24 de septiembre de 2008
Carlos Fuentes se sorprende de sí mismo
: Siendo embajador, aprendí a escribir porque uno tiene tiempo para pensar y escribir mentalmente . Cuando era joven sufrí mucho porque debía enfrentarme cada día al desafío de la página en blanco de Mallarmé sin saber exactamente qué iba a decir . Luché contra la página y lo pagué con úlcera . Después , más tarde , hay que aprender a usar la energía con prudencia . Cuando miro la experiencia retrospectivamente , pienso que tal vez el hecho de estar detrás de un escritorio oficial fue lo que dejó libre mi mente para escribir dentro de sí , para preparar lo que iba a escribir una vez que abandonara el cargo . Así , ahora puedo escribir antes de sentarme a escribir , puedo usar la página en blanco de una manera que antes no podía . Por otra parte, soy un escritor matinal , a las ocho y media ya estoy escribiendo en manuscrito y sigo hasta las doce y media, cuando me voy a nadar . Después vuelvo, almuerzo y lea a la tarde hasta que voy a hacer mi caminata para la escritura del otro día . Ahora debo escribir el libro mentalmente antes de sentarme a escribirlo en realidad. Durante mis caminatas en Princeton siempre sigo un recorrido traingular : voy a la casa de Einstein en Mercer Street , después a la casa de Thomas Mann en Stockton Street y después a la casa de Herman Broch , en Evelyn Place . Tras haber visitado esos lugares vuelvo a casa y para entonces ya he escrito mentalmente las seis o siete páginas del día siguiente . Priemero escribo a mano, y cuando siento que ya lo “ tengo” , lo dejo reposar. Después corrijo el manuscrito y lo tipeo yo mismo, corrigiendo hasta último minuto,. Cuando lo pongo sobre el papel , todo está prácticamente terminado : no faltan partes ni escenas . Sé básicamente cómo andan las cosas y tengo todo más o menos decidido , pero al mismo tiempo estoy sacrificando el elemento de sorpresa para mí mismo . Todos los que escriben novelas saben que deben atravesar el problema proustiano de saber de algún modo lo que van a escribir , y a l mismo tiempo sentirse sorprendidos de lo que sale en realidad. Proust sólo escribía cuando había vivido lo que iba a escribir , y sin embargo debía escribir como si no supiera nada de eso....y es algo extraordinario. En cierto modo, todos estamos embarcados en la misma aventura :la de saber lo que vamos a decir, tener control sobre el material , conservando al mismo tiempo ese margen de libertad que es descubrimiento, sorpresa y un prerrequisito de la libertad del lector. ( “ Entrevistas a Escritores” , El Ateneo, 1996)
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1 comentario:
modestísimamente comento, que a partir de tener un blog, muy fecuentemente me pasa de ir por la calle pensando en algo que veo o vi e irlo "escribiendo" mentalmente. Llega a convertirse en una obsesión...claro sin los resultados de tan renombrados escritores..jajaj.. Saludos y sigo leyendo.
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