Prefiero escribir a la mañana, a mano, de ocho a doce. Pero supongo que esto no significa nada. Es una cuestión sin importancia, de costumbres. Hay escritores que , sorprendentemente, prefieren escribir por las tardes. Hay escritores que disfrutan de una vida social .Yo no. De otro modo no podría hacer mi trabajo. (“Página 12", Octubre '93)
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