"El oficio de escribir es una larga introspección. Paso 8 o 10 horas diarias y a veces 14 horas sola, en silencio. Es mi ejercicio. Antes de ponerme a trabajar, enciendo una vela para mi hija Paula y para los otros espíritus que convoco para que me ayuden y luego recién empiezo.Escribir es lo mismo que ser atleta. Hay que entrenarse. Si no se escribe no se puede escribir, por eso la disciplina es fundamental."
"No quiero que se vaya el dolor de la muerte de mi hija porque de ese dolor escribo y pienso. Ese dolor me ha ayudado a proyectarme hacia adentro. Yo no vivo pendiente de las cosas externas." ("Caras", 13/1/94)
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